Ahora que ya tenemos «casi» todo a punto, hemos empezado con las despedidas. Lo más difícil no es decir adiós a las personas, porque sabemos que nadie abandona a nadie, que hay muchas formas de seguir en contacto. Y, además, unos y otros vamos a estar continuamente moviéndonos para poder pasar tiempo juntos.
De lo que nos despedimos es de una forma de vida.
Una de las cosas que más nos hace sentir que estamos preparados para partir, es que no estamos huyendo de nada. Nos gusta la vida que hemos llevado hasta ahora. Disfrutamos cada día. Los que nos conocen saben que vivimos con plenitud. Y por esa misma razón damos este salto al vacío.